domingo, 3 de julio de 2016

Escapada a Burdeos

Ya os he hablado de mi vinculación con la Commanderie de los vinos de Burdeos en Madrid y con ellos programamos, como todos los años, la visita a esta zona vinícola. 




El planeta está lleno de lugares maravillosos, pero Francia es particularmente un gran destino. Que yo sepa, pocas colonias han decidido continuar perteneciendo al país colonizador, este es el caso de la Polinesia Francesa, en el que el pueblo decidió seguir perteneciendo a este país. 



Y es que hay un dicho alemán que lo define muy bien: a la conocida frase "Vive como Dios" los alemanes la terminan con un:"Vive como Dios...en Francia". 



Esta vez decidimos adelantarnos a la comitiva de la Commanderie y escaparnos a disfrutar de esta ciudad.



En Madrid seguían cayendo chuzos de punta y parecía que el calor no llegaría nunca, pero Burdeos nos recibió con un solazo espléndido. 


Pasear por sus calles es un auténtico placer, en ellas se percibe la riqueza que el mundo del vino ha regalado a este lugar en el que se entremezclan pasado, presente y futuro.



Burdeos comenzó a ganar importancia entre los siglos XII y XV con la unión de Leonor de Aquitania y el conde Henri de Anjou, que se convirtió en Enrique II de Inglaterra y por el que se pasó a un periodo de crecimiento, especialmente con la comercialización del vino. En este mismo periodo es cuando se construye la Catedral de Saint André. 



Pero fue el siglo XVIII la auténtica edad de oro para esta ciudad y en este periodo se realizó la construcción de la mayoría de los elegantes edificios que componen el centro, como el Hotel de Ville o ayuntamiento y la Plaza de la Bolsa.





Recorrer tanto sus calles principales como las adyacentes te transporta a otros tiempos. 





Sentarte en sus terrazas y disfrutar de su arquitectura, su ambiente y su gastronomía me parece un auténtico placer.











Su ambiente es brutal, tanto en las zonas comerciales 



como junto a su río Garona, donde encuentras zonas de ocio y parques. 







Frente a la Place de la Bourse se encuentra el Espejo de Agua, una fuente que mana del suelo y por la que pasean los transeúntes, niños y perros para atenuar el calor.



Me encanta sentarme en una terraza en la Place de la Comédie y disfrutar de unas vistas excepcionales, a la derecha el Teatro de la Ópera, 



a la izquierda el Gran Hotel 



y vislumbrando en el horizonte la columna del Ángel de la Libertad que pertenece a la fuente de Aux Girondins, situada en la plaza más grande que hay en Europa: la Place de Quinconces.



Después de una larga caminata el hambre apretaba y nos detuvimos en Le Petit Comerce.







El viaje no pintaba mal, nos quedaban varios días para disfrutar de nuestro viaje y compartirlo con nuestros commandeurs y por supuesto, con vosotros.

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