domingo, 6 de noviembre de 2016

Sri Lanka II



El antiguo Ceylán está lleno de lugares por descubrir y recorrerla con alguien experto es apasionante.


Su tráfico es brutal, tienes la sensación de estar en un videojuego en el que vas esquivando bicicletas, motos, motocarros, coches y camiones, puntuando para llegar a la meta,


mientras te venden todo a pié de carretera.


Es como una India de bolsillo, pero además viven todas las religiones en armonía. Lo mismo te encuentras con un Shiva, un Buda o una Virgen en un altar en cualquier esquina.


La India y Sri Lanka son cuna de la medicina ayurvédica que, junto con la tradicional china, son las dos disciplinas médicas más antiguas que existen y una de las fuentes principales de turismo del país.

Nos recorrimos toda la parte sur de la isla, desde Colombo hacia abajo. La parte norte no era segura por aquellos días al, encontrarse los grupos rebeldes en esa zona. Además de visitas a resorts ayurvédicos, también puedes hacer todo tipo de excursiones, visitas marinas para conocer su fauna,


criaderos de tortugas,


museo de máscaras, que tiene un gran significado en su cultura.


Visita a las minas de piedras preciosas…


de donde sacan topacios de una gama de colores espectacular y te muestran todo el proceso, desde la extracción hasta el tallado.


O las plantaciones de piña, las más dulces que he probado en mi vida.




El enano sucumbió en varias ocasiones por este ritmo trepidante.






Mientras nos recorríamos el país, íbamos empapándonos más de esta preciosa cultura, de sus costumbres, de sus danzas



Y, por supuesto, de sus elefantes.


Son unos animales tremendamente familiares con un instinto de protección impresionante. Visitamos tres puntos específicos relacionados con ellos.


El primero fue el orfanato, en Pinnawela, donde crían a los pequeños huérfanos abandonados  junto con otros un poco mayores y estos los adoptan y protegen con un instinto enternecedor.


La segunda parada fue el río Maha Oya, lugar donde los llevan a bañarse y este momento se convierte en toda una fiesta. 



Allí todos comparten sus aguas, tanto para lavar,


Como para usarlo de atajo.



Los elefantes que traen al río, son de todas las edades y tamaños y con ellos estaba la más ”llamativa”: una elefanta joven que se trasladaba con agilidad, aún con su peso, con tan solo tres patas.


La razón era que había estado en el lugar equivocado, en el momento justo en que explotó una bomba de la guerrilla Tamil, de los que ya os he hablado, grupo terrorista cingalés, que habitaba la zona norte del país.

Por último, conocimos a los más emblemáticos, los elefantes más ancianos. ¡Ya podéis imaginaros la envergadura de estos seres! Y la solemnidad con la que caminaban ¡Eso si podían! Porque eran realmente ancianos.


Mientras recorrimos la isla a lo largo de esas dos semanas pudimos disfrutar, entre excursión y excursión, de esos paisajes espectaculares que te ofrecen las plantaciones  de té, muchas veces escalonadas en terrazas o de arroz, en en extensos llanos.


Encontrándonos por el camino con una familia de puercoespines



e impresionantes dragones de Komodo, a los que no les acobardaba el cruzar la carretera, con sus andares prehistóricos


y que hacían las delicias del viaje de mi enano. Mi enano, como crece. Nunca olvidaré este viaje y espero que él tampoco.

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