domingo, 18 de diciembre de 2016

Cristina Oria


Cristina Oria lleva ya muchos años demostrando su talento culinario, aunque al principio, ni ella misma lo hubiera imaginado.


Su destino estaba encaminado a la dirección de empresas, con un buen puesto y bien considerada. Pero por circunstancias de la vida, ésta dio un giro de 180 grados, rompió con todo y se marchó a París. Allí comenzó sus estudios en Le Cordon Bleu, la prestigiosa escuela de cocina y descubrió su verdadero camino.



Cristina lleva varios años dirigiendo su propio catering y puntualmente ha hecho pop ups con un éxito tremendo.



Fue en ellos donde se gestó este proyecto. Ante la gran aceptación de estos eventos, decidieron poner en pie el sueño hecho realidad que hoy nos ocupa, bajo la atenta mirada de Cristina y su marido Alvaro Corsini, en la calle Conde de Aranda, 6.



Navegando por internet llegaron hasta RECOUPAGE. Nosotros estábamos hasta arriba de trabajo y solo podíamos colaborar con los materiales, las maderas en suelos, escalera, puertas y ventanas, pero al estar tan ocupados no podíamos colocárselo. Pero sintiendo el aprecio que teníamos a la familia por diferentes motivos hicimos lo que pudimos para instalarle algunas cosas, como la escalera y algunas ventanas. El resto se hizo con gente de nuestra confianza.




El resultado ha sido fantástico, la elección de los materiales, junto con las posibilidades que ofrecía el local y como ellos han sabido sacar toda la personalidad de el mismo, no podía tener otro final.


En la planta baja te encuentras con un negocio de alimentación y decoración con los mejores productos del mercado.






Ya listo para las fiestas navideñas, con todo tipo de detalles, delicatessen y decoración.





Varios patios internos le dan frescura al local.


Por detrás del mostrador de los productos frescos te encuentras con una preciosa escalera,



arropada por un espejo divino, que te acompaña hasta llegar a la segunda planta,


un lugar con diferentes espacios, decorado como un salón de té con piezas fantásticas,


como son las mesas, sillas, lámparas


y una fotografía a modo de trampantojo que da profundidad a la sala, creando un ambiente encantador.


Me gusta mucho como le han sacado el alma al local dejando a la vista parte de su pasado, como el ladrillo visto.


También, el colocar un delicado papel pintado y rasgarlo para que la puesta en escena fuera más real, ha sido muy buena idea.


Este "salón de té" es un delicioso restaurante donde Cristina da vida a sus creaciones y donde puedes disfrutar de un momento de placer para tus sentidos.


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