domingo, 4 de diciembre de 2016

The Three Gables


El otro día, leyendo un periódico digital, me encontré con la lista de los pueblos más bonitos de Inglaterra. Y mira tú que casualidad que se encontraba entre ellos Bradford-on-Avon, el pueblo al que fuimos, muy cerca de Bath, para dar una cata de nuestros vinos en un restaurante llamado "The Three Gables", junto a nuestros importadores en Gran Bretaña, VINUMterra. No me sorprendió en absoluto que estuviera en esa lista, ya que es un pueblo precioso.


Bradford-on-Avon o también conocido como "el pequeño Bath", está ubicado dentro de los Cotswolds, es así cómo se denomina a esta área, por la belleza y conservación de sus pueblos y paisajes.


Este precioso pueblo creció a los dos lados del río Avon, siendo unidos por un puente construido en época normanda, el cual fue ensanchado en el siglo XVII.


Es junto a este puente donde se encuentra nuestro "The Three Gables", un precioso y viejo edificio con más de 350 años de historia, donde nuestro amigo Vito Scaduto decidió poner en pie su restaurante de comida internacional, recomendado en todas las guías de prestigio como el mejor restaurante de la zona, incluyendo Bath.


Esta era la segunda vez que Vito nos pedía hacer una cata vertical en su restaurante, la primera fue hace seis años. ¿Sabéis qué es una cata vertical? Pues consiste en probar diferentes añadas de una misma bodega y en este caso maridado con diferentes platos previamente elegidos para sacar en esa combinación lo mejor de ambos.


Como sabíamos que acabaríamos tarde, nos hospedamos en el hotel Timbrell´s Yarda.


Un monísimo lugar con pocos lujos y mucho encanto RECOUPAGE,


junto a la rivera del río y a escasos metros del restaurante.


Llegamos con el tiempo justo para cambiarnos y dirigirnos a nuestra cata.


El lugar era tan bonito, que mi chico me apremiaba para que llegáramos al restaurante,


pero yo no podía dejar pasar esa oportunidad de fotografiar todo lo que pudiera para poder luego mostrártelo.


Cuando llegamos al restaurante ya había algún cliente esperando para disfrutar de la cena.




Nos tomamos como aperitivo un prosecco con los comensales y cuando ya estuvieron todos, subimos a la sala donde disfrutaríamos de la cena.



Los vinos fueron apareciendo acompañados de los diferentes platos.


Fuimos disfrutando de cada uno de los maridajes que el chef Giacomo Carreca nos fue ofreciendo,



mientras que íbamos explicando como había sido cada añada y el porqué de las diferentes características de cada una de ellas.




La velada fue todo un éxito, nuestros PININOs fueron dando lo mejor de sí y la cata termino con el placer de haber mimado nuestros sentidos.



A la mañana siguiente, volvimos a Londres, desde la estación de Bath,


para disfrutar de una de las mejores exposiciones del año.



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