domingo, 3 de abril de 2016

CUBA I




VARADERO


Era nuestro primer viaje tropical con el "enano". Yo como primeriza, estaba bastante sugestionada con todos los peligros tropicales posibles, como el dengue, que en aquellos días atacaba su capital, La Habana. Pero más miedo me daba la falta de suministros médicos que por aquella época había en la isla por los embargos internacionales.

El caso es que me falto meter en la maleta una bolsa de plasma y una bombona de oxígeno. Y porque mi marido se negó en rotundo, que si no...Ibamos con un equipaje que era más una mudanza que otra cosa.

¡Qué exagerada!, pensaréis. Pues si hubierais empezado el viaje, ya en el avión con un "enano" de dos años con 40º de fiebre, sabríais lo que entra por el cuerpo.

Gracias a Dios, la fiebre se fue tal y como vino, en el mismo avión. Sería de crecimiento, boca o vete tú a saber, el caso es que solo dejó miedo en nuestros corazones.



Como éramos primerizos en esto de la natoaventura, empezamos por reservar en un hotel de cadena española en la zona más turística de Cuba, Varadero, el hotel Meliá PARADISUS, ahí, arriesgando.



Los días de cruzarnos la montaña a golpe de machete para llegar a una playa paradisíaca habían terminado.





Este precioso hotel, en la playa de Varadero, perfectamente integrado en el paisaje, hacía hervir mi sangre al compararlo con los construidos en España. Igualito que lo que esta misma cadena hotelera, entre otras, hizo en nuestro territorio. Experimentaron en nuestras costas, las destrozaron y luego hicieron lo correcto en el extranjero, como diría Forges, ¡país!






Lo bueno de irte lejos con diferente franja horaria es que te puedes desmayar con el jet lag a cualquier hora. 



Incluso contábamos con un servicio de guardería, lo que me permitió darme mis primeros 30 minutos seguidos de sol desde hacía dos años. 



Digo 30, porque a partir de transcurrido ese tiempo aparece en ti ese remordimiento por no estar con el churumbel, que vuelves al KidsClub sin pensártelo dos veces.





Los días fueron pasando entre buffet, baños y espectáculos. Después de todo un año de intenso trabajo, nos vino genial la experiencia, pero nuestros cuerpos nos pedían ya un poco más de acción y cultura, así que cogimos con ganas nuestro traslado a la capital, La Habana, pero esa es ya otra historia.




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