domingo, 1 de marzo de 2015

Confesiones


Me apasionan las cosas con historia, vividas, usadas y no quiero decir con ello, que no me gusten las nuevas (jaja), ni muchísimo menos. El consumismo es uno de mis principales defectos, como ya iréis viendo, pero esa es otra historia.

Me encanta cuando tengo que viajar, recorrer los mercadillos de antigüedades. No significa que me gusten especialmente las cosas abolladas, pero he de reconocer que tienen su encanto y no me importa que contengan alguna muestra de su pasado.


La vida está llena de pequeñas y maravillosas cosas que si consiguiéramos desacelerar por un instante seríamos mucho más felices. Hasta un deprimente día gris y plomizo tiene su belleza. Pero tienes que saber dónde mirar y, sobre todo, querer mirar.

A mí me enseñaron. Sí, a mí un día me hicieron ver que había ido ciega por el mundo. Que no miraba a mí alrededor, simplemente trasladaba mi cuerpo de un punto a otro, sin captar la belleza que el trayecto me ofrecía. Y ¡¡¡guauuu!!! puede ser una auténtica maravilla, os lo aseguro.

Por ejemplo, hay ciudades en las que tan solo mirar sus adoquines es todo un espectáculo. Sí, tan solo mirando el suelo, Ámsterdam, Berlín, Roma, Dalt Vila(Ibiza)...pero eso es otra historia.


  

Siempre me había gustado la decoración, pero descubrir otra forma de decorar fue mucho más gratificante y divertido, el RECOUPAGE. Recuperar, restaurar y reutilizar piezas que habían sido creadas con una función concreta, dándoles un giro a  su uso dentro de una decoración. Esto le da un carácter a la estancia, particular y exclusivo. Convertir edificios de trabajo  en vivienda o viceversa. O crear nuevas tendencias de estilo con ropa de otras épocas.


Otra de las cosas con la que soy más feliz es cocinando, para mí es una terapia, me relaja. Además, me vuelve loca hacer reaccionar a los sentidos. ¿Hay algo más básico? Al fin y al cabo, ¿no somos animales? Y los sentidos nunca mienten, o te gusta o no te gusta. Y a mí, entre otras cosas, lo que me entusiasma es una de las más básicas, hacer pan. ¿Cómo no? Por eso soy MOLY, la Molinera del Molino del Pan, pero esa es otra historia.


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