domingo, 1 de marzo de 2015

KENYA I

                                "Yo tenía una granja en África al pié de las colinas del Ngong"

Es leer esa frase y automáticamente aparece como por arte de magia esa maravillosa melodía de John Barry. ¿A quién no le gusta Memorias de África? Ya, ya sé que es pastelazo, pero ¿de verdad hay alguien a quien no le guste esa película? Yo tuve la suerte de estar allí, en la casa de Karen Blixen. Y la emoción realmente me desbordó...

Habíamos llegado a Nairobi la noche anterior en un vuelo a última hora. Hacía una noche maravillosamente cálida y el que hoy es mi marido propuso que saliéramos a dar un paseo. He de confesar que no me gusta llegar a lugares nuevos de noche por la siniestra sensación de irrealidad que me produce, pero en este caso aun más, al ser nosotros los turistas disonantes en un país tan distinto en tantos sentidos. En aquel paseo, por un momento me sentí protagonizando una escena de Mujer blanca soltera busca... ¡que le rompan la crisma!  Así que, intentando ocultar con coquetería el ataque de pánico que me estaba dando, conseguí que volviéramos al hotel.

Al día siguiente nos despertó el servicio de habitaciones con uniforme de botones dorados, empujando con sus impolutos guantes blancos el carrito del desayuno. Entre lo enamorada que estaba y aquella atmósfera exótica, ¡¡¡mi corazón estaba a punto de explotar!!! No cabía en mí de gozo, aunque hacía todo lo posible para que no se me notara e intentaba inútilmente actuar como si viajara varias veces al mes a Nairobi.
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Al salir de la habitación me encontré en un hotel colonial lleno a rebosar de vegetación tropical, con aromas florales que impregnaban el ambiente abrumadoramente cálido y húmedo que allí se respiraba. El bullicio y el colorido de la ciudad eran fascinantes. Cogimos un taxi y nos dirigimos a la casa de Karen Blixen.


Casi se me saltaron las lágrimas cuando el guía me entregó unos granos frescos de café, que arrancó de la planta para mí y que todavía guardo como un pequeño tesoro.


Todo en esa casa era RECOUPAGE, la bañera, las camas... Tal y como la conocemos de la película de Sydney Pollack. La energía que desprendía era espectacular. Es la energía que emanaba la propia Karen, mujer admirada por todas. Valiente, luchadora, intrépida, protectora con sus kikuyus, enamorada, ¡amada por Robert Redford!... (¡¡¡ummm, no sé si odiarla!!!)... Un pastelazo, lo sé, ¡¡¡pero me encanta!!!




Después de un día fascinante, en el que también disfrutamos de un mini safari en el parque de Nairobi, volvimos al hotel a descansar de ese día tan intenso, ya que muy temprano volaríamos en una pequeña avioneta hasta Masai Mara, pero esa es otra historia…

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