domingo, 29 de mayo de 2016

CÁDIZ





“Con las bombas que tiran los fanfarrones se hacen las gaditanas tirabuzones”


Ni siquiera después de dos largos años en los que la ciudad de Cádiz estuvo sitiada por los franceses consiguieron que los gaditanos perdieran el sentido del humor. Los invasores, con el pésimo resultado que habían obtenido para  alcanzar la ciudad con sus bombas, a causa de la considerable distancia a la que estaban situados, decidieron cargar más de plomo que de pólvora sus proyectiles, con el fin de que estas recorrieran mayor distancia. Y lo consiguieron, alguna alcanzó la ciudad, pero sin el resultado esperado al no explosionar por su escasa cantidad de pólvora. Esto lo único que conseguía era aumentar la frustración del ejército francés y la sorna del pueblo gaditano, llegando con su copla a desmoralizarlos a todos con un “la manga riega que aquí no llega”. 

A pesar del asedio, el 19 de marzo, día de San José, se aprueba allí la primera Constitución española, inspiración para las futuras constituciones europeas, conocida popularmente como la Pepa, por el día en  que se constituyó, en una reunión extraordinaria de las Cortes Generales españolas. Por fin, el 24 de agosto de 1812 terminaron los bombardeos e iniciaron los franceses la retirada.


Yo habría insistido un poco más, Francia habría ganado mucho contando con esta ciudad en su imperio, aunque España hubiera perdido mucho más y dudo que los gaditanos se hubiesen dejado invadir.


Lo más curioso que me ocurrió en este viaje fue el recuerdo constante que esta ciudad me traía de La Habana, tanto del Malecón como de sus calles.


Eso me pasa por conocer otro país antes que el mío. Pasear por Cádiz fue un auténtico “dèjá vu”. Qué curiosa sensación  produce pasar por un lugar con la seguridad de haberlo hecho antes, sin que haya sido así. 


Cuando recorres ciudades como La Habana piensas: "qué bonita es la arquitectura colonial", sin darte cuenta de que fue gracias a nuestros descubridores que, añorando su tierra, intentaron plasmar en ellas su espíritu  para sentirse un poquito más en casa.


El caso fue que fui a Cádiz para visitar a una prima que está viviendo temporalmente allí y nos fuimos a lo “Thelma y Louise” a recorrer la ciudad.


La salida me tenía emocionada, llevaba tiempo queriéndome patear este lugar.


Y lo primero que me encontré fue una playa kilométrica “toíta pa mí”


Para los gaditanos, la ciudad de Cádiz comienza en Puerta Tierra y todo lo demás es el extrarradio.



Nos fuimos a callejear y lo primero con lo que nos topamos fue con el barrio de “La Caleta”, 



en su playa, el “Balneario de Ntra Sra de la Palma y el Real” 



y junto a él, un chiringuito de pescadores donde te comes unas tortillitas de camarón de quitar el “sentío” con unas vistas encantadoras.



Detrás de él te encuentras con unos ficus centenarios gigantescos



y desde allí, por esas calles es por donde te adentras al barrio de la Viña. 


En él puedes visitar lugares tan emblemáticos como ”El Farol” 


y más adelante “Casa Manteca”, dos clásicos de la ciudad. 



En el “Manteca” no pudimos resistirnos a sus chicharrones de Chiclana con una cervecita helada, con la curiosidad de que todas las tapas las sirven en papel. Estos chicharrones son una especie de torreznos crujientes que están buenísimos, aunque los típicos de la ciudad son los chicharrones de Cádiz, algo parecido a la “porchetta italiana".



Callejeando y callejeando llegamos al precioso neomudejar Teatro Falla, bonito por los cuatro costados. 




Más adelante, con una de las plazas con la arquitectura más bonita que he conocido, donde se encuentra la iglesia de San Antonio, que da nombre a esta plaza.



Cogimos por la calle ancha





que nos llevó hasta la plaza Topete, más conocida como la plaza de las flores, ya que hay numerosas floristerías.


Es aquí dónde debes decidir a donde quieres ir: si tiras a la izquierda llegarás al mercado de abastos, punto de reunión para ir de picoteo y copas. Y si decides ir a la derecha llegarás a la Catedral de la Santa Cruz, que se puede admirar desde todos los puntos de la ciudad y que está situada en la plaza que lleva su nombre.


Cruzando su plaza te adentras en el barrio del Pópulo, construido inicialmente para la gente más humilde y que hoy en día esta en pleno auge y transformación, con cientos de rincones y terrazas.





Saliendo del barrio del Pópulo vas a dar con la plaza del Ayuntamiento y por ella, de nuevo al mar.


El día se nos acabó y antes de despedirnos de él nos fuimos a cenar a “La despensa” en la playa de Santa María del Mar, donde puedes disfrutar de una puesta de sol espectacular



y donde comimos las mejores navajas de mi vida.


Esto es una pequeña parte de esta ciudad y tan solo un aperitivo de lo que te puede ofrecer. Yo voy a seguir investigándola, ¿Tú también quieres venir?


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